Ética del Cuidado: Rescatando Valores Humanos

Un mensaje positivo basado en nuestra Humanidad es un mensaje lleno de Paz, Amor, Comprensión, Alegría, Protección y Bondad. Presentamos la Ética del cuidado: Rescatando Valores Humanos ya que la consideramos como una de las principales “actitudes predictivas y culturas preventivas” sobre las que se basa el slogan del OveHum InterNacional.

Introducción a la ética del cuidado

La primera vez que los niños fueron reconocidos como titulares de derechos, fue en la Declaración de Ginebra de 1924. Después esto se repitió en 1948 en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, y finalmente en la Convención sobre los Derechos del Niños de 1989. Este conjunto de normas, indican a la humanidad, la necesidad de considerar a todo ser humano de 0 a 18 años como sujeto de protección especial, con un trato preferente en la familia, la sociedad, y el Estado. Así se establece el Interés Superior del Niño como principio que debe guiar todas las medidas que se tomen en relación con la Infancia y la Adolescencia. El complemento ideal para lograr este objetivo consiste en aplicar la ética del cuidado en cada decisión, acción, y pensamiento

En qué consiste el cuidado?

El cuidado, constituye una práctica natural que desarrollan las personas, tanto consigo mismo, como con los otros y con el entorno. La forma como se orienta el acto de cuidar, responde a intereses relacionados con la supervivencia, la felicidad, la protección de la vida, y la búsqueda de seguridad. Pero también incluye conceptos presentes en la “convivencia” (vivir juntos en armonía), ya sea en sociedad, cultural, familiar, religiosa, o en la escuela.

De hecho, puede ser muy efectivo, cuando se trata de definir relaciones en donde existen sujetos que dependen de la autoridad y la responsabilidad de otros, como es el caso de los niños, niñas y los adolescentes.

Para lograr este tipo de reflexión es necesario hacerse algunas preguntas:

  • ¿Qué se entiende por cuidado?,
  • ¿Cómo y quiénes podemos realizarlo?,
  • ¿Cuáles son los alcances y límites del cuidado?

Con estas preguntas podemos hacer una reflexión sobre el cuidado como una preocupación ética, buscando conceptos con los que todos podamos estar de acuerdo. Además, podemos tratar criterios de justicia como búsqueda del bien común, y plantear un enfoque de derechos, como fuente y límite de las acciones de cuidado. Desde este enfoque podemos guiar las relaciones entre los miembros de la Ciudadanía Global Humanizada que defendemos desde el OveHum InterNacional.

ethics of care, ética del cuidado

Cuál es el papel de la ética?

La ética del cuidado analiza principalmente tres aspectos:

  • El rol que juegan las emociones en la vida, y cómo afectan a nuestra precepción y proyección de la realidad,
  • El enfoque sensitivo (ser empático) frente al contexto o situación específica que estamos viviendo, y
  • El mundo de las relaciones con uno mismo, con los otros y el entorno.

Generalmente identificamos este rol asignado a las mujeres (en otro posts trataremos las diferentes competencias o pre-disposición actitudinal de hombres y mujeres). No obstante, este papel no depende de un rol de género, ni de clase social. Se trata de una competencia ética, que debe ser aprendida desde la primera infancia y para toda la vida. De hecho, empezamos a interiorizar esta competencia en el vientre materno, no sólo por los “cuidados” directamente relacionados con nosotros, sino con el ambiente y conjunto de sonidos, sensaciones, y sentimientos que desarrolla la madre desde la concepción.

Así el cuidado es una capacidad que tenemos todos los seres humanos para dar y recibir, con el objetivo principal de enriquecer las relaciones. Esta acción debe ser realizada en condiciones de igualdad, integrando variables como el contexto socio-cultural, los aspectos racionales, y los emocionales.

La ética del cuidado nos recuerda la obligación moral que tenemos todos los seres humanos de no actuar injustamente con los otros. Dicho de otra forma, tenemos una responsabilidad de atender, de no abandonar, de no dar la espalda ante las necesidades de los demás.

Del pensamiento a la práctica

Pensar éticamente es pensar en el bien de los demás, en el bien común. Podemos pensar en las personas que son especiales en nuestra vida, pero también podemos proyectar ese pensamiento, a otros seres humanos que no conocemos personalmente. Gracias a la capacidad empática que forma parte de nuestra naturaleza, podemos percibir las situaciones contradictorias que viven otros seres humanos. Esta condición como ser humano es inherente a la persona, y nos hace iguales ante situaciones de vulnerabilidad.

Cuando ponemos en práctica esa forma de pensar en la humanidad, activa una serie de actitudes de protección, de preocupación, de bondad y de compasión que son esenciales en la ética del cuidado.

Cuando adquirimos estas actitudes, el cuidado se construye como eje principal de la interacción entre personas. Una interacción en la que se cuida, requiere un intercambio constante de información en ambas direcciones, comunicación mutua. De esta forma, las personas involucradas buscan siempre comprender muy bien lo que el otro necesita antes de actuar, preguntando, escuchando y observando con atención. Adicionalmente, se necesita estar dispuesto a expresar las propias necesidades, pensamientos y emociones, con tal de facilitar el entendimiento mutuo y la comunicación.

El clima que se genera como resultado de aplicar la ética del cuidado a nuestras actitudes y experiencias de vida, disminuye los comportamientos agresivos y violentos. La ética del cuidado mejora nuestra Humanidad. Es un mensaje positivo, un mensaje de Paz, Amor, Comprensión, Alegría, Protección, y Bondad.

Autor: Dr. Gonzalo Torquemada

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