Podemos Empezar Así? Sólo 5 Minutos
Los Orientadores Escolares tienen una labor muy importante en los Centros Educativos. Considero que son una pieza fundamental para iniciar un proceso de cambio en la cultura escolar. Por una parte, pueden tener acceso a cuestiones más personales con las que analizar los cambios que se van produciendo en las estructuras relacionales, y por otra parte, no están sujetos al desarrollo de un currículo académico, por lo que pueden ser críticos con el sistema desde un punto de vista más humano.
La propuesta del OveHum orienta la creación y desarrollo de un clima basado en el respeto, la dignidad, y el desarrollo pleno de la persona, y conlleva necesariamente una orientación en el comportamiento y en la actitud mental que va más allá de la mera regulación conductual.
Las actitudes, valoraciones, expresiones verbales o corporales del profesor, acaban modelando comportamientos. Así la docencia se constituye como una práctica relacional, que se caracteriza por ser una actividad en la que el profesorado tiene la responsabilidad de facilitar el desarrollo integral de su alumnado; es decir, en todas las dimensiones de su personalidad, que como sabemos atraviesa diferentes etapas de desarrollo.
Por ello resulta fundamental adquirir el compromiso de establecer y mantener relaciones de respeto, confianza y cuidado. Los productos más valiosos del proceso de enseñanza aprendizaje son, sobre todo, relacionales como: el entusiasmo intelectual, la satisfacción compartida ante un descubrimiento, la curiosidad ante un material nuevo, la experiencia de seguridad en una clase, la confianza que se desarrolla en un clima de entendimiento.
De esta forma, algunos autores señalan que para alcanzar estas metas es necesario reinventar la educación, reorientar los programas de formación del profesorado, así como las acciones destinadas al desarrollo de buenos procesos de aprendizaje, en los que los equipos directivos, los departamentos de orientación, y los profesores, vayan adaptando los cambios necesarios desde criterios de calidad para todos los integrantes de la escuela.
Para ello el primer paso es reconocer las contradicciones que el modelo actual lleva implícitas, así como sus contravalores, en la escuela en general y en el currículum en particular, al tener sus bases en una tradición excesivamente academicista que entra en conflicto con las realidades y necesidades que vive actualmente la población infantil y adolescente.
No obstante lo anterior, y como ya hemos comentado en alguna ocasión, es necesario ser conscientes de las dinámicas inter-relacionales que tenemos los adultos, y reconocer nuestras necesidades para después entender nuestras propias actitudes y relaciones, no sólo entre nosotros, no sólo en el contexto escolar, sino también para con nosotros mismos, y en el marco de nuestras relaciones personales.
¿Somos capaces de adquirir el compromiso de establecer y mantener relaciones de respeto, confianza y cuidado con nosotros mismos?
Y con los adultos de nuestro entorno?…
Y con nuestra pareja?…
Y con nuestros hijos?…
¿Seremos capaces de comprometernos con el alumnado?
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