Del Trastorno por Déficit de Naturaleza, a la Inspiración de la Naturaleza
En este post, retomamos un tema del que hablamos en la radio con Patricia Camacho, que tiene que ver con el Trastorno por Déficit de Naturaleza, que incluimos a continuación con una breve explicación.
@_PatyCamacho trata el tema del Trastorno por Déficit de Naturaleza con el Director del Observatorio Internacional de Valores y Educación en Humanidad, OveHum. Gonzalo Torquemada nos da cinco pautas para favorecer la relación con nuestros hijos, y prevenir un uso no adecuado de las nuevas tecnologías, fomentando además el contacto con la naturaleza.
El Trastorno por Déficit de Naturaleza
El trastorno por déficit de naturaleza se empieza a conocer a partir del libro que Richard Louv publica en 2005: “El último niño de los bosques” (por ahora en Inglés). El libro venía precedido de estudio realizado en Inglaterra en el 2002, que reflejaba que los niños de 8 años podían identificar más fácilmente a los personajes de Pokemon que, cualquier insecto, animal, o árbol. En su concepción original el libro pretendía ser una especie de manual para mantener el contacto con la naturaleza. Actualmente se ha convertido en un movimiento que muchos padres y educadores están siguiendo porque se dan cuenta de que es necesario restablecer los vínculos con la naturaleza.
Entre otras cosas, esta falta de contacto con la naturaleza contribuye al desarrollo de TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad) en nuestros niños, así como aumentos de cuadros de obesidad, y depresión. Paralelamente, la cifra de prescripción de antidepresivos en niños se ha doblado en los últimos cinco años. (Anteriormente publicamos un post sobre estudios recientes demostrando que el uso excesivo de ordenadores acaba provocando problemas en el desarrollo del cerebro). Es decir, esta desconexión se acentúa cada día por el uso excesivo que hacemos de las nuevas tecnologías, la constante exposición a las pantallas, que nos hacen pasar cada vez más tiempo en el interior de un local, ya sea una casa, o incluso un aula. En consecuencia, también la educación se ve afectada por esta situación.
Cuando se realizó el programa pensamos en la conveniencia de publicar un post sobre este tema, pero queríamos contar con la firma de un autor que destacara en ese campo. Hemos encontrado expertos en el tema, pero tenían una versión demasiado clínica, o demasiado ecológica; alejada de nuestra filosofía, con un enfoque más sociológico-humanista. El OveHum InterNacional entiende necesario un cambio en la educación actual hacia una educación holística, y también en la crianza de los hijos, en las relaciones entre padres e hijos.
Finalmente pudimos contactar con una persona que durante años, prácticamente toda su vida, la ha dedicado y la sigue dedicando, a la paz, a la armonía del ser humano con la naturaleza, a una educación humanista, y holística, que busca el desarrollo integral del niño. Queremos dar las gracias y la bienvenida a una persona que consideramos profesor en humanidad: Satish Kumar, Editor Emeritus, Resurgence & Ecologist magazine.
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La palabra educación, viene de la palabra latina educare, que significa extraer.
Si tenemos en cuenta este significado, y lo aplicamos, podemos concluir que cuando se educa, debemos proporcionar el entorno adecuado para sacar lo que está dentro de los estudiantes, a través de sus procesos de aprendizaje. Haciendo una analogía con la naturaleza, es como cuando tienes una semilla, y de esa semilla sale un árbol. La semilla contiene el árbol. Sólo necesitas tener las condiciones apropiadas para que la semilla se convierta en un árbol. En este caso, cada estudiante, es la semilla.
El problema es que en occidente pensamos que la educación consiste en llenar la mente de cosas. Así nos dedicamos a llenarla de información hasta llegar a saturarla. Incluso ahora, con el acceso a Internet, es más fácil tener mucha información del exterior. No obstante, tenemos que pensar en que esta información es unidireccional; es decir, viene desde fuera, y nos olvidamos de que la semilla que ya está ahí, está dentro del estudiante. Nos olvidamos de cuidar el interior, de educar desde el interior. Por eso es también muy importante que la educación incluya el interior de la persona, sus emociones, sus sentimientos, sus relaciones, consigo mismo y con los demás.
De la misma forma seguimos el ritmo de vida que nos marcan desde el exterior, las grandes corporaciones, los medios de comunicación, etc. Seguimos unos objetivos cuantitativos y medibles, pero queremos medirlos por igual y ver resultados en poco tiempo.
La naturaleza tiene otros ritmos, y puede ayudarnos a educar-nos de otra forma. Podemos tener muchísima información sobre la naturaleza, y podemos hacer exámenes para evaluar cuánto sabemos “sobre” naturaleza… pero para pasar de la adquisición de información, a la educación, es necesario aprender “desde” la naturaleza. De esta forma, la naturaleza en sí misma actúa como profesor.
«La naturaleza es la maestra más grande», decía mi madre, «incluso mayor que el Buda».
Yo cuestionaría esa declaración y le preguntaría: «¿Cómo alguien puede ser mayor que el Buda? El Buda fue el mejor maestro de la India.
Entonces mi madre decía: «Entonces, ¿de dónde sacó el Buda su iluminación?». «Mientras estaba sentado bajo un árbol! Diría yo.
Mi madre decía: «Eso es, él consiguió la iluminación mientras estaba sentado bajo un árbol porque aprendió del árbol que toda vida es interdependiente e interconectada»
Esta conversación con mi madre ha permanecido siempre conmigo.
El libro de la naturaleza es el libro más grande y al aire libre es el aula más grande, pero en nuestra educación moderna los niños sufren de un trastorno de déficit de la naturaleza.
A menudo los niños se aburren recibiendo información obsoleta, irrelevante e innecesaria. Desde este enfoque se pueden establecer aprendizajes cross-curriculares sobre arte, ciencia, música, geografía. Por eso creo que cada escuela en el mundo debe tener un jardín. Tienen campos de juego, pabellones deportivos, laboratorios de ciencias ¿por qué no jardines? Si los niños plantan las semillas y ven el milagro de la semilla que se transforma en plantas, flores y frutas experimentarán el proceso de transformación.
Pero además, se puede aprender sobre los valores que tenemos actualmente en la sociedad, y los valores que queremos, así como los cambios necesarios. Así, la naturaleza se convierte en la fuente de inspiración del proceso de aprendizaje. En este proceso podemos mejorar las relaciones humanas, sobre todo entre padres e hijos. Pueden salir juntos a explorar la naturaleza, pueden aprender juntos, buscar sus secretos. Es necesario mejorar la calidad del tiempo que pasamos con nuestros hijos, y la naturaleza nos proporciona un entorno y unas condiciones perfectas. En la naturaleza podemos aprender sobre las relaciones que tenemos con el entorno y darnos cuenta de que todo está conectado, que todos formamos parte de una unidad.
Como conclusión podría decir,
La naturaleza traerá salud y felicidad. Cuando los niños están expuestos a la naturaleza, empezarán a amar a la naturaleza ya proteger la naturaleza, por lo tanto los estudios sobre la naturaleza y la experiencia de la naturaleza deben ser parte integral de todos los planes de estudios y programas. Mientras hacemos esto, no solo estaremos cambiando la educación y mejorando las relaciones entre padres e hijos. Estaremos formando parte de ese cambio activamente. Seremos el cambio que queremos.
Como decía Mahatma Gandhi: “Sé tú mismo el cambio que quieres ver en el mundo”
Autor: Satish Kumar, Editor Emeritus, Resurgence & Ecologist magazine
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